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viernes, 9 de junio de 2017

Tengamos una cita

        

Tengamos una cita, allí justo en ese lugar donde somos solo tú y yo, seres limpios de cualquier prejuicio, lejos de los miedos, y las cargas adicionales de historias grises vividas. Tengamos una cita a la hora que todos duermen, en ese instante donde el silencio es el sonido preponderante, y solo se escucha el susurro de un te amo, gusano. Tengamos una cita, con invitación por adelantado siguiendo el protocolo de mis ganas enormes de tenerte cerca, y tus ganas enormes de abrazarme tan fuerte. Ese abrazo que tanto protege y tanta protección pide al mismo tiempo. Tengamos una cita, justo donde los suspiros, desembocan en sonrisas y esa mirada que todo lo dice sin decir palabras mimetizados con el enorme placer de este silencio. Tengamos una cita, en ese lugar donde nos besamos por primera vez, donde tantos nervios quedaron atrás. La sensación de miedo desapareció. Disfrutemos de este nuevo encuentro donde poder vernos a los ojos es tan natural como único. Tengamos una cita con lo que más amo de ti, con estas ganas enormes que tengo de cuidarte, en ese punto donde rechazas mi atención y la reclamas con una sonrisa un segundo después. Tengamos una cita en donde soltar la parte gris que no nos gusta, para que podamos ser libres de seguir adelante sin carga adicional. Tengamos una cita en donde surja lo mejor de ti, y lo mejor de mí, con tanta naturalidad. Tengamos una cita, para caminar de la mano, por esas calles del pasado. Tengamos una cita para disfrutar cada paso, cada segundo, como un domingo de enero bajo el sol de invierno.Tengamos una cita para decirnos esas frases que tanto precisamos oír en persona, mirándonos a los ojos, antes de dormir (abrazados, aunque se te duerma el brazo.) Tengamos una cita, el día menos pensado sin invitación, rompamos la rutina, remontémonos en esa canción, caminemos solo para hacernos compañía, sin importar el entorno o la estación. Tengamos una cita, de esas que se pierden con el tiempo. Tengamos una cita, como lo hacemos siempre a corazón abierto, siendo solo nosotros sin importar el resto. Tengamos una cita, para contarnos siempre que sentimos, que soñamos, hasta que ardan las velas o nos de el cuerpo. Tengamos una cita, sin más rodeos.


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