Pss pss

¿Te gustaría quedarte?
Haz click aquí para seguir este blog.

.

.

Antiguos latidos

Con la tecnología de Blogger.

Búsqueda

Escribe abajo lo que quieras buscar y presiona Enter

lunes, 25 de agosto de 2014

Una vez más

        

He disfrutado del feroz orgasmo que resulta de la combinación entre tu sexo y mi sexo. Parpadeo aún por el terremoto que desató un beso apresurado y una caricia en el segundo donde tu sensibilidad iba a explotar sobre mi cuerpo. Te oí gemir entre mi cuello y tu pecho, ahogándote en gritos mientras te contenías como podías. Luego, hicimos el amor como todos los humanos y luego, nada. Vacío. Te vestiste tal vez más rápido de lo que te desnudé. Cambiaste una mirada cansada, agitada y romántica, por la frialdad de unos ojos verdes que no quieren verme más. Sin embargo, no es la primera vez que caen sobre mi mirada, se cierran y dejan que mi piel les embauque de la forma más deliciosa. De fondo un nunca más y un portazo. Yo enciendo la radio y dejo que ponga su propia banda sonora. Me toco entre las piernas hasta deshacerme de todo el placer moribundo que aún agoniza en mi cuerpo. Ato tu nombre a una historia y escribo lo más rápido que puedo sobre este encuentro; nuestro último encuentro, para ti; uno más, para mí. Estoy segura de que sales de mi casa maldiciendo y maldiciéndote. Mil veces dijiste 'no' mientras me volvías a besar, otras cuantas trataste de escaparte; pero solo era el preludio a otra forma de hacer el amor. Aún me pregunto si sabes que me gusta que me arañen la espalda o si es que piensas que así me haces daño. Da igual. Es exquisito sentir el ardiente sabor de tu ira afilada. Sé que llamarás más tarde prometiéndote no enredarte nunca más en mí hasta tu matrimonio con quien sabe que novata inexperta de ti; que no conocerá tu cuerpo, que no sabrá que fantaseas con el control de mi cuerpo, que no sabrá como te hiciste esa cicatriz en la mano derecha; que dejarás que pase el tiempo hasta que todo vuelva a ser como era antes de conocerme y que rezarás en la iglesia para que Dios te perdone el pecado. Pero créeme, nada volverá a ser como era antes. Mucho menos si sigues recordando todos nuestros juegos cuando tu excitación llega al tope. "Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor y el Señor para el cuerpo". No te engañes, usar esos argumentos no me alejarán mientras me agito tras de ti. ¿Qué le dirás a tus padres esta noche? ¿Qué les dirás cuando vean que tu ropa tiene manchas de mí? ¿Y cuando descubran que has perdido tu lugar en el reino de los cielos sucumbiendo ante los razonamientos retorcidos del diablo y de mi lengua? ¿Les contarás que mientras todos agradecían la comida con los ojos cerrados, tú no dejabas de pensar en como te has prostituido ante mí buscando la lujuria? Jadeos, convulsiones y delirio desmedido. Me pregunto ahora qué pasará con todas las veces que reímos mirándonos a los ojos tras la intensidad del fin de tanta agitación. Qué harás después de que leas esta carta y tu mente te haya hecho revivir en carne viva todo lo que nos amamos y quieras hacerlo una última vez más; y esta vez sí la última, por Dios.
Compártelo si te gusta:    Facebook Twitter Google+