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jueves, 27 de marzo de 2014

¿Por qué no quieres verlo?

        


¿Por qué no habíamos de disputar sobre una palabra? ¿De qué sirven las palabras si no tienen importancia bastante para disputar sobre ellas? ¿Por qué escogemos una palabra con preferencia a otras si no difieren entre sí? Si una mujer te llama chimpancé en lugar de hombre, ¿no habría disputa por una palabra? Si no quieres discutir sobre palabras, ¿sobre qué vas a discutir?


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Movilizaciones sobre verde manchado de rojo

        

Admitámoslo, los gigantes han muerto y no han aparecido nuevos gigantes que los sustituyan. Quizás sean los tiempos. Quizás ahora les toque a Vietnam, a África, a los árabes. Quizás la gente quiere más de lo que dicen los últimos poetas. Quizás la gente acabe siendo el último poeta... ojalá. Dios lo sabe, a mí no me gustan los poetas. No me gusta sentarme con ellos en la misma habitación. Pero es difícil dar con lo que a uno le gusta. Las calles parecen huecas. El hombre que me llena el depósito en la gasolinera de la esquina parece la más nefanda y odiosa de las bestias. Y cuando veo fotos de mi presidente, o le oigo hablar, me parece una especie de gran payaso seboso, una criatura torpe y repugnante a la que se la ha otorgado decisión sobre mi vida, mis posibilidades, y las de todos los demás. Y yo no lo entiendo. Y lo que pasa con nuestro presidente pasa con nuestra poesía. Es casi como si la hubiéramos formado con nuestra falta de espíritu, y en consecuencia lo mereciéramos.

Charles Bukowski
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viernes, 14 de marzo de 2014

Volver a fluir

        



Y no es que no sufra por lo que pasa. No es que no me duela lo que me rodea. Es solo que he preferido optar por la vía fácil. Nunca dejé de ser una cobarde. O una valiente. Supongo que, como todo, depende de como lo quieras interpretar. Así que callaré. Callaré para no tener que reventarme la cabeza cada mañana en medio de gritos y lágrimas. Pero no puedo decir, no voy a decir, que ya me volví indiferente, porque no es así. El dolor me afecta, los gritos me dejan sorda, las luchas inconstantes me afectan. Pero no puedo hacer más. O quizás sí, pero no sepa. O no me atreva. Al final hay tantas excusas como oportunidades.

Sin embargo, no tengo colores ni texturas que puedan describir esa dicotomía en la que estoy ahogándome. Y aquí estoy, escribiendo basura, esperando a que pase el tiempo y yo ya no esté, o que por fin  me vuelva indiferente al tiempo y al espacio y a las palabras por encima del resto.
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