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martes, 23 de octubre de 2012

sábado, 20 de octubre de 2012

Juraría que puedo volar

          12 se atrevieron a hablar   

Cada vez que te veo juraría que nos hemos estado buscando todo este tiempo, que nos echábamos de menos sin conocernos. Ten por seguro que lo juraría; pero tú sabes que no soy una romántica, que soy más bien pasional. Y ni siquiera me sé explicar.  Pero la verdad es que estaba realmente perdida cuando me topé contigo y tus ganas de sacarme de quicio. Ahora sé que eres la respuesta a mi descarada súplica, aunque jamás te lo diga y tengas que conformarte con descifrar las palabras escondidas en mi mirada suicida tras sentir tu mano donde el ombligo pierde su nombre y toda la pasión se esconde.



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martes, 16 de octubre de 2012

En ocasiones quiero que me hagas cosas que odio

          7 se atrevieron a hablar   


Hoy me siento bukowskiana. Sí, es cierto, la vida sigue siendo igual de ¿patética?. Dejémoslo en melodramática, llena de sombras y luces. Pero eso ahora no importa, ahora se trata de un duelo personal entre las letras y yo. Prefiero la emotividad de un motel sucio, con las ventanas a medio cerrar y las sábanas sucias de manchas tan añejas que han perdido cualquier rastro de identidad. Las calles a medio transitar, con una luz tan traicionera que no se sabe bien si es de noche o de día en una ciudad sin ninguna ley y con mucha humedad. Amantes de las madrugadas conjuntas, ebrias de alcohol y deseo,repletas de oscuridad y temor al amanecer.Pero hoy me siento bukowsniana, y eso significa también sentir la necesidad frenética de movimientos bruscos, gritos ahogados, vaho de alcohol, ojos hinchados y cuerpos empapados. Sí, quiero llenarme de tu embriaguez en el desvarío de los sentidos bajo la lengua, y el alma llena y desbordada. Saltar al abismo y rechazar los estigmas. Todo vale. Sodomizaré mi consciencia, con letras y con todo lo que me pidas. No te asustes, solo quiero grabar tu cuerpo en mi piel. ¿Serás el confidente de mis fantasías recién cumplidas? En completo abandono a la razón y con olvido aparente de las más obvias precauciones me dejo caer en tus brazos. ¿Cómo ha sido? No lo sé, pero este maldito calor se acumula. Y la verdad es que no voy a engañarte, me gusta sentirme así, esperando a sucumbir ante ti.


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lunes, 15 de octubre de 2012

"Tu mirada se cruza con la mía, aún un poco de amor, aún un poco de recuerdos"

          6 se atrevieron a hablar   

Nos pasábamos el tiempo huyendo de las agujas del reloj, buscando un lugar donde poder aprovechar los últimos minutos de calor. Siempre con prisas: nos faltaba tiempo, nos sobraban las ganas.
Ante la página en blanco ahora solo me sale escribir del amor y del odio, de ver como las cosas se acaban. Ver como poco a poco todo quiebra, y va dejando paso al silencio. Algo que te ha llenado durante tanto tiempo, aquello que era tu último pensamiento del día y el primero nada más amanecer. Ya no te acordabas como era vivir sin ello, y ahora lo tienes que dejar ir...        
Siempre pensé que podía  hacer que todo esto acabara con apenas cuatro palabras… a veces lo quería, otras era mejor no pensar en ello. Pude hacer que me dijeras la última palabra, el último te quiero. Obtener un último beso. Pero no lo hice. No es fácil, y nadie dijo que fuera a serlo. Y ahora la historia ha cambiado de rumbo, eres tú el que la cierra y yo me quedo con las ganas de saber qué hubiera pasado al final. Qué frágiles son las relaciones.
Pienso en los días, que poco a poco se convirtieron en semanas, las semanas, en meses… y que un día, no precisamente especial, no quisiste continuar. La historia se acaba, la última página, el punto final. Pongo en una cinta todos los recuerdos, saboreo por última vez cada instante, cada pequeño detalle que nos hizo ser grandes…
Y me doy cuenta de que conozco perfectamente tu perfume, que reconocería tus pasos aún estando de espaldas, que me sé de memoria tu forma de caminar, y también la de besar. Recuerdo como con tus labios recorrías mi cuello. Y tu sonrisa... tu gran sonrisa, de esas que oscurecen soles; y me perdería en tu mirada por horas, en esos ojos grandes... No me haría falta formular una palabra para contártelo todo: la verdad de sus ojos, sus planes de futuro, sus historias. Que lo has visto reír y lo has visto llorar. Conoces sus miedos y él los tuyos, y aunque aún había dudas, todo iba bien. Incluso aún recuerdas esa vez que te colaste en su cama y más tarde él en tus sueños. ¿Quién es capaz de romper algo así?
A pesar de ello puedo decir que nuestro amor duró lo que dura un verano en un desierto. No pudimos acabar con la rutina antes de que ella acabara con nosotros.  Cuando todo parecía haber encontrado su lugar, cuando tus miradas me empezaban a hacer temblar, un día, ya nada volvió a ser lo mismo. Pronuncias esas palabras con poco valor, te veo suspirar por última vez, te hago prometer que nos volveremos a ver. Mejor para ti, mejor para mí. Yo no era lo que esperabas, ni tú aquello que necesito. No me preocupo, todo irá bien. Quizás la vida nos dé otra oportunidad. Pero dime que aún te sientes fuerte, lo suficientemente fuerte como para volver a querer otra vez. Ambos sabemos que el mundo no se acaba con unas pocas palabras, que el amor pasa, que las hojas se caen de los árboles, la nieve se funde, los suspiros se pierden; pero todo vuelve a aparecer. No te puedes quedar atrás.

"Tu mirada se cruza con la mía, aún un poco de amor, de recuerdos… y te vas, ya te has ido. No volverás".

Ahora piensa que esto es solo una historia. Que tú eres ella y yo soy él. 
Que somos un nosotros, un todo, un nada.
Realidades paralelas. 
Sé lo que tengo y sé lo que quiero. Pero de verdad que es muy difícil.
Es algo que está ahí y no se cambia. Cerraduras y cajones.
Secretos prohibidos (cada vez más a la luz).
Y yo empiezo a odiar escribir en primera persona, nunca es por nada bueno.
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domingo, 14 de octubre de 2012

miércoles, 10 de octubre de 2012

La definición de la vida es problemas

Otra vez es uno de esos días en los que no te apetece hacer nada. Pero realmente no es el día, es tu estado de ánimo, con la salvedad de que ya no llueve ni tampoco se vislumbra ni un solo cúmulo de gases evaporados dispuestos a descargar su energía al mismo tiempo que tú tu frustración, por lo que no resulta nada poético. Eso es lo peor. Ahí fuera el sol brilla es una especie de orgía lírica en la que, en vez de destrozarse mutuamente, la gente se saluda y sonríe con esa cara de felicidad idiota. Es como una parodia mala y de bajo presupuesto de 'El show de Truman', pero dudas de que haya nadie ahí fuera con tanto interés sobre tu persona. Por lo tanto la única conclusión posible es que esto es la vida real, lo cual es mucho peor (por no hablar de lo dañino que resulta para tu ego) ya que no hay ningún guión establecido. No  hay princesas, ni héroes, ni putas, ni diálogos brillantes. Ni sonará ninguna melodía anodina de fondo que indica que es un momento crucial en tu vida. Es un juego diferente con reglas diferentes que aún no he conocido. Pero da igual, en el fondo ya está todo escrito, por eso esto cada día tiene menos sentidos. ¿Qué puedes decir tú que no haya dicho otro antes? Es simple: la degeneración está muy vista, la virtud también. Por suerte parece que al final si va a haber un poco de tormenta. Ahora solo me queda culpar a la lluvia ácida de la excitotoxicidad de mis neuronas.



¿Buscas culpables? Yo señalo tu insensatez retardada mientras tu señalas mi estupidez mejorada. Somos dos antagonistas con corazones a imagen y semejanza. Genios en la manipulación de la palabra. Amantes del orgullo degradante. Temerosos en terreno hostil y asiduos a recorrerlo… a recorrer nuestros cuerpos.



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lunes, 8 de octubre de 2012

jueves, 4 de octubre de 2012

Cuando creemos poseer, perdemos

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¿Cómo expresar el amor en silencio? Pensé en el deseo. El silencio del amor es el deseo. O quizás debería decir que todo silencio lleva implícito un deseo, y por ello una ofensa. Hay un algo de agresión en todo sentimiento. El simple hecho de mirar ¿acaso no es ya una intromisión? Ante una mirada, un cuerpo siempre se muestra desnudo. Así pues mirar no bastaba. Mirar en silencio, deseando, es alejar, distanciarse, añorar desde algún punto solitario; y ésa no es la expresión silenciosa del amor, porque no llega, no alcanza, se agota en ese deseo lejano. Es preciso hallar algún gesto de intercambio. Esa rapidez con la que todo acude y huye de nosotros, esa fugacidad que convierte hasta lo más solemne en pura intrascendencia.









Obediencia: ahí esta el peligro. En esa dejadez se halla el riesgo.
Dar no es tomar, se da en espera de que se respete, ése es el sentido último. La única ley es la libertad de hacer y de querer. No hay límites. Pero en esto las personas somos como los artistas que realizan acrobacias a gran altura y prefieren no pensar en la distancia que los separa del suelo. No hay sino una sola costumbre, pero ésta se ha hecho tan recia que se ha hecho ley, y por sus mismas características, simplemente tácita: el silencio. Tan solo hacemos y reaccionamos; no es tan raro ¿no? llega un momento en el que cualquier relación alcanza ese punto. "Sobran las palabras" pero realmente no sucede así, simplemente carecen de importancia.


Sucedió, así de sencillo, y nosotros hicimos lo que quisimos hacer. Y reconozco que mi romanticismo sufrió un golpe mortal porque he descubierto que incluso el amor se puede inventar. De hecho ¿no es lo que hacemos siempre?. He llegado a creer, de acuerdo con esto, que el amor entre dos almas también es un teatro, y por lo tanto una prostitución, como el amor de los cuerpos.

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miércoles, 3 de octubre de 2012

(Never could) forgotten

          ¿Quieres decir algo?   

 


No dejes de mirar a la luna 
-le dijo- 
especialmente ahora en otoño, 
que debido a los cristalitos de hielo 
tiene a veces ese halo tan mágico.







Echaba de menos el mar, su mar. Echaba de menos la humedad que éste, junto con el sol, creaba en el ambiente y hacía traspirar a su piel. Echaba de menos que formara parte de su día a día, verlo todas las mañanas a través de las ventanas del autobús. Le faltaba una mitad que se había quedado allí, con él, y que seguía contemplando desde lejos el movimiento de sus olas. “No dejes de mirar a la luna”, se repetía.


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